viernes, 27 de enero de 2017

De Jaula en Jaula

Una vez me enamoré del sencillo paso del tiempo, 
de acostarse nada mas despertar,  
fingiendo ser la reina del olvido.


Casi llego a palpar los tenues pétalos de la fortuna.


Casi llego,

a palpar

mi propio cielo.

jueves, 26 de enero de 2017

De Abril a Diciembre en un Suspiro.

Era otra mañana perdida entre el mes de Febrero. Seguía haciendo frío en su interior, en una hibernación de sentimientos que estallaron al primer rayo de luz.

Sin pensar se hizo un café mientras suspiraba, ``¿a dónde va mi vida?´´ – Y esa es la pregunta constante, de la cual nunca se escapa.

La condena – Y esa es la cárcel eterna, de la cual nunca se huye.

Arrastrando los pies seguía cavilando, ``¿hacia dónde quiero ir?´´
Pero solo era una tarde perdida entre el mes de Marzo. A fuera ya hacía sol, pero ella seguía con el corazón encapotado.

Recogió su primera flor de primavera, ``¿cómo puede ser tan fácil codiciar la belleza?´´ – Y ese es el pecado constante, del cual no nos percatamos.

Arrebatar la vida Y ese es el vicio eterno, la vida que nos falta siempre ansiada.

Dejó volar los pétalos mecidos al viento ``¿hacia dónde va la vida?´´
Pero sólo era una noche de Abril, y vio los pétalos caer marchitos. Puso la mirada en el cielo mientras compartía un poco de su soledad con la estampa de luces.

Inocentemente alzó un dedo hacia el firmamento, ``¿cuál es el secreto, universo?´´ –  Y esa es la trampa eterna, poner respuestas en impenetrables cielos.

La esperanza – Fiel aliada se vuelve traicionera.

Pisando malas hierbas seguía un sendero ``¿De qué nos sirve – la esperanza – si solo nos lleva a poner preguntas en labios sellados?´´
Pero solo era una tarde del mes de Diciembre:

Entre pregunta y pregunda se le olvidó llenarse de primavera y de sentir tras sus párpados la vida que colma los días de verano: nunca arraigó el calor en su mustio corazón,... solo hielo, solo hay hielo ya.

Y esa es la condena:
Arrebatarse la vida
sustrayéndose la esperanza.

sábado, 14 de enero de 2017

Entre hogar y hogares.

Me pregunto si seré ese sueño que se atraganta en la garganta,
el primer rayo de sol que te cega,
las veces que quisiste llegar y perdiste, a merced de aguas fastas.

No te lo advertí: soy ese lugar al que llamar hogar, pero peco de ser rápida en la huída. 
¿Cuándo tu espiral y mis enredos caerán en la ilusión de la simetría de encaje? Ojalá ese momento suceda, y suceda,... en un instante que casi sea atemporal.



¿Escuchas mis gritos de socorro?
Siempre he sido una sinfonía inerme
incapaz de, culpable y torpe, protegerse.
Dime qué cruel condena el esbozo
de intentar que ese corazón latiese.

Que latiese, al compás del mío propio
por si en un instante de locura se oyera
todo mi pesar, y que con ello se absuelva
se disuelva, el pasado con todo su dolor.
Quizás cerrar alguna puerta, que nunca más vuelva.

Pero el presente se pinta de escabroso
y cada suspiro, es el aire quebrado
entre lo que pudo ser un grito ahogado
y la salvación entre sueños jocosos.
Me rindo: será lo más sensato.

He perdido la batalla, quizás la guerra.
¿A dónde van los soldados vencidos?
Si ya no saben lo que es estar vivo
rodeado de tanta muerte y negras velas,
de tener que, por no llorar, sonreír 'in vitro'.

Pero hoy amanece a ritmo de banderas blancas
de sábanas deshechas a enredos de otro hogar.

Me pregunto si este será el lugar para deshacer recuerdos 
y dejar crecer otros nuevos, sin ser tachada, sin ser barrote ni cárcel.

Me pregunto si una persona podría ser mi hogar.

martes, 10 de enero de 2017

Sucede

Cuento los segundos, en silencio, porque siempre he sido más de callar.

¿Cuando volverás?

La espera saca el poeta deshecho a tristeza al que a veces doy (mi) vida. Y te pienso en cada estrella, imaginando que quizás, por extraño que sea el azar, estés contemplando esa misma luz. Y fugazmente, ya no me siento tan lejos, y casi llego a sentir el tacto de un abrazo perdido entre recuerdos.

Te estoy añorando en cada instante que pierdo el norte, y vislumbro el brillo de tu mirada en la belleza que me rodea: en pequeñas flores blancas que se enredan en el manto verde que colma de vida este paisaje. Podría pasarme la vida buscando un trébol de cuatro hojas sólo por sentirte más cerca.

Y sonrío, por el mero echo de concebirte sobre el mismo lecho de suaves y tiernas hierbas que el mío, tumbado al sol y con los ojos cerrados: que bonito eres. Y que poco te queda para quedar preso de mis enredos, de mis caricias. Que ganas de confesarte que tu piel es lo mas cálido que mis dedos jamás tuvieron la osadía de imaginar.

Solo me queda admitir un último secreto:

Te quiero en mi vida.

lunes, 9 de enero de 2017

El pájaro en silencio.

Y de tanto preguntar me quede con las manos mas vacías de este hogar, rememorando las palabras de una escritora: ¿Puedes seguir enamorada de alguien que has dejado de querer?

Amar sinsentido
y sin querer
recuerdos traslúcidos,
imperativos,
pasados,
hirientes.

¿Cuando la luz es sólo luz, y no el ensueño que siempre prometiste?
El mar ya es sólo mar, y no todo lo que te tuve que sangrar.

Son todo murallas de sal, (y limón),
a estas cicatrices que a veces desvanecen
y otras supuran.

Y sin querer llega otro, perdido y sin rumbo, con media sonrisa de pena, media de sorpresa:
Parece que quiera curar todo el daño
para sembrar el suyo propio.

Entrar cerrando puertas y abriendo ventanas, para que pueda ver todo lo que no viviré.

Pero, por un instante se que podré volar sin alas: todo esto es mi cielo. Pero estoy deshecha a enredos,... no aguantaré mucho sin el escándalo de la caída.

Siempre fui rápida en la huída, pero a qué precio: partes de mi vida, de mi alma.

Para quedarme en silencio, sin nada, yo y mis manos que palpan la ausencia allá donde habito.

Yo y mis manos, mis manos y yo,

y la nube de algodón.

jueves, 5 de enero de 2017

Finalmente me fui.

- Una cosa tengo clara, y es que tú nunca encajaste en mi vida. Ni siquiera tuviste una oportunidad... Y aún así te dejé entrar. Suena contradictorio...

- Entonces, ¿Por qué...?

Antes de que pudieras acabar de formular la pregunta yo ya tenía la respuesta. No me culpes, es que eres demasiado predecible:

- Por mentirme a mi misma, una y otra vez, porque creí que podría engañar al destino, pensé que os podía engañar a todos.

miércoles, 4 de enero de 2017

Correspondencia

Hoy te escribí. Sí, lo hice.

Tengo ganas de verte, puse.

Pero lo dejé en el borrador.

- Soy una cobarde - admití.

Recuerdo una vez que me gritaron un te quiero y no fui capaz de desnudar mi corazón.

Recuerdo cuando al final se alejó de mi.

Hoy me atormenta el debate, tengo miedo del bucle. ¿Por qué cuesta tanto gritar lo que se siente?

Siempre les digo a mis amigos que pueden confesarse conmigo, que soy una tumba.

Ojalá supieran que literales pueden llegar a ser mis palabras, que carcel llevo a rastras.

Ojalá pudiera decirle todo lo que siento, ojalá pudiera deshacerme de estas cadenas.

Ojalá un te quiero de mis labios pudiese volar, creyendo ser libre.