lunes, 26 de septiembre de 2016

Ojalá.

El universo se comprime de forma introspectiva y lenta, olvidándose del resto del mundo hasta que solo haya espacio para dos personas. Casi grácilmente, el terremoto y la paz  arremeten contra la línea temporal, haciéndola caer en el olvido: reduciéndola  a banalidad.
Me preguntas qué es la vida, su sentido, yo sólo sonrío. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntale a los sabios, a los que han vivido mil vidas sin tiempo a desconectar desde el aprecio. Esa gente serena y madura que vive a línea fija: cada uno te responderá su punto de ver, desde sus conocimientos. Y caerás en las dudas al hallar inclusive antónimos radicales que te hagan dudar de la existencia del orden que hay que escoger para andar de forma recta hacia la meta.
Te quedarás algo parecido a extrañado, sin sabor en boca. Entonces yo te diré que para qué pensar, para qué intentarlo. Insistirás, y yo sólo podré responder que en este momento para mí sólo existimos nosotros dos, y ¿lo demás? Lo demás viene después.
Casi llego a imaginarte con una media sonrisa, bajando la mirada.
Continuaré hablando y a fuerza de imaginación casi te confesaré que la vida es de particularidades sinónimas de azar: puedes creer en el destino o puedes no creer, celebrar el libre albedrio o negarlo, decir que está escrita en cualquier parte o que somos animales destinados al mismo bucle que se repite hasta la saciedad.  Sea lo que sea, lo único que puedo afirmar es que el mañana es un desconocido para todos.

Y lo único de lo que estoy segura es que ahora estás aquí, y es suficiente para mí.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Cruento

Respirar el desconsuelo,
andar sin la gracia del baile.
Caer, entregarme al subsuelo
echar raíces en sangre
y que no sea en balde.
Mirarte y estado intermedio.
Que no se va, que no viene:
Invade el miedo como remedio:
¿A qué? ¿A caer? Estado demente
Cae el cuerpo y cae la mente.
Todo hecho a medias mentiras
calzando pies sinónimo de austero.
Mis idas y venidas, tus huidas,
A veces viceversa, y severo:
Sin tiempo a peros, sin cuentos,
que perecen en la misma pausa
de dejar de ser por existir y ver
de respirar por intentar pautar
el delirio desecho de nuestro ser.
Rezar contrapronóstico de creer
que no se acaba el tiempo
o buscar el antónimo radical
que inunde este tosco cuerpo
y lo mate y le devuelva la vida
A la par, y que sea real.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Patrón de Bucle.

Agárrarme la vida, desgárrame el alma, la garganta, déjame desnuda a desconsuelo. Encierrame entre alas, esas que cortan como el filo de tu mirada ausente, opaca. Hoy seré ejemplo solitario de noches en vela, contemplando la luz, la esperanza, a lo lejos: desde el rincón clausurado a la vida. Desde el desprecio, el desdén.
Hallar la crueldad en busca de misericordia es caer de bruces contra tu triste realidad, la que surje de respirar a tu compás, la danza de nada es lo que parece, la que consume el oxígeno que intento respirar, el suspiro que intento contener.
¿Cuántas veces habré gritado desde el silencio, cuántas veces habré arañado las paredes sin moverme..? Sangrado sin ver el rojo, caído hasta estrellarme sin ningún rasguño.
Que impotencia al no hallar la cura, al no divisar el camino que habría de andar para perderte la pista, para ahogar recuerdos en una última lágrima de cristal, que rompe con el destino y desaparece.
El pasado, pisado, dicen, pero yo no cometo errores ni dejo intacta la piedra con la que tropiezo: es mejor liberarse y lanzarla lejos, desprenderte del bucle.

Te echo de menos, vida.

Esperanza

A veces no se cómo manifestar lo que llevo dentro, lo que siento. Y justo hoy percibo la armonía en la vida: es precioso, culminante; como cuando te embriaga la dulce fragancia del jazmín en una noche de verano, o como levantar la vista al cielo estrellado y sentir la ausencia de preguntas trascendentales e hirientes. 
Esa sensación es como unas vacaciones a los problemas, a las dudas, a todo aquello negativo que te quema la vida.

Y es costoso llegar a este punto, pero es lo mejor.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Máscaras

Tu mirada delató aquel frío tan amargo,
el complicado zig-zag del que no hablan
los convencionales cuentos de antaño:
Esos que nos cuentan desde la infancia,
esos que nos empujan al amor insano.

Ahora solo hay jóvenes codiciosos
que esconden intenciones tachadas,
Vistiéndose de príncipe azul: todos locos.
Reprimiendo la vida, censurando el habla.
Todo en paralelo y un plan en marcha.

Odiar deseos y el cuerpo que los alberga,
odiar exponerse al mundo sin miedo,
odiar la independencia: odiarlas a ellas.
Sociedad machista, sociedad de egos.
Y además, odiado si paras, y piensas.

Me das pena: tu y tu forma de llevar
los instintos más básicos al infierno.
Condenarlo: convertirme en presa.
Convertir palabras en cadena de hierro,
al precio de consumirte como una vela.

Pero aquí estoy, sigo siendo libre.
Aprendí a esquivar todas las balas:
Palabras insanas de peor calibre
que sus pensamientos de anciana
temerosa de dios, que sin vida vive.

Al menos aquí estoy, aquí me tengo.
Y si quieres hablamos de amor,
pero cuidado con encender el fuego
y acabe por mostrarte mi corazón:
El de mi mano, en tu boca, cabrón.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Final Abierto

Tristeza contenida del universo:
totalmente acomparable
a una lágrima, a lo lejos,
que se funde entre mares
incompletos, a medios besos
de dos amantes que pierden
la luz y la esperanza
que a media voz desmienten
rompiendo con la balanza
entre verdad y mentira
el canto y el llanto:
La caprichosa fantasía
de que el final en manto
atemporal se transformaría.
Pero no, se equivocaron.
Nunca fue suficiente.
Aunque si lo soñaron,
que el tiempo gracilmente,
se reconstruyera a pedazos.
Y se quedaron inmersos
entre beso y despedida
a la voz de dos versos
jurando que amanecería
con sabor a primer beso.
Pero la realidad arremete
contra sentimiento y alma
para quedar, de repente,
congelado, y sin causa
de pausa: eternamente.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Constantes variables.

Que te quedes, o te vayas,.. ya estoy sentenciada.
Te bajo la fría luna y no eres capaz de captar la esencia de nuestra vida para inmortalizar fugazmente tu nombre junto al mío, bañándolo en plata.
Que cruel desprecio el no aprecio, que cruel destino la ausencia de caminos a doble fila.
Ya no importa que detenga el tiempo entre susurros cuando a ti van dirigidos. Porque eres tú el culpable de que viva en un estado constante de variables. Entre fuego y el hielo: estado intermedio. En pausa mientras el tiempo se agota a favor de las sombras, intentando desvelar un enigma que se disfraza de presente, que recorre y deja marcado un ayer que a la vista se esconde, a pesar de ser opaco y funesto.
Que ironía tan macabra la mentira que albergas, porque contra todo pronóstico es así como se desprende tu máscara y puedo verte de verdad. Puedo ver la verdad. Maldición y bendición, a la par, la doble cruz a mi cordura. Quererte y querer olvidarte a la vez.
Pero lo que más me duele es que sin esfuerzo, mis dedos ya no buscan la comisura de tus labios, y duele más el no sentir de lo esperado, sobrepasando líneas de razón y lógica.
E intento agarrarme a un clavo ardiente, pero sólo noto el metal que se funde para luego quedarse helado y deformado: No ha luchado, sólo se ha adaptado en silencio y con resignación.

Tal vez la vida, a veces, es un poco así: adaptarse o morir, adaptarse o sufrir.

Ritmos de antaño.

Un día mirarás atrás y contemplarás mi huida, y entre todos mis errores estarás tú, mi amor.
Puede que no quisiera comprender mis ansias de volar, buscar un camino hacia la paz y hacia la guerra, a la par.
Un día mirarás atrás y comprenderás que todos mis errores fueron libertad de elección.
No fui perfecta ni justa, no pude pensar, no me puedo arrepentir.