jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Dónde estás?

¿Dónde se ausenta el calor del verano,...
la furia del otoño? ¿Dónde va la nieve cuando acaba el invierno?

Dime amor, tu que has estado en las cornisas más altas, en los precipicios más desolados, dime, ¿Dónde está aquello que siempre deseé con el alma?

En cada estación parece que quede menos, que se diluya en el tiempo.

Dime amor, por qué cuando te busco te ausentas,  por qué te desvaneces sólo con pensarte.

Yo aquí, torpe y tímida, y tú tan lejos, que se desgarra el alma.

Tú, que bautizaste tus lares como nuestros, tú, que a lo físico le concediste amor, que a las palabras hizo bailar con música.

Dime amor, ¿Cuándo te volveré a ver?

martes, 20 de diciembre de 2016

Incierto y desesperado

Hace tiempo que mis pasos dibujan sendas de pérdida
sobre el lienzo blanco que refleja la noche y la vida
y un futuro rebosante de lugares de antaño.

¿Qué sería de mi?
De mi bruta y tosca vida
Si, incapaz y bloqueada,
viera en tu rostro sendas saladas de soledad... ¿Qué sería de mi?

Me miras y preguntas:

El por qué de tanto
que casi llega a asustar
y temo que rompas en llanto
y yo, ¿si no te pudiera salvar?
y yo, ¿si no te pudiera abrazar?

Abrazar tan fuerte que resultara inaccesible tu rotura.
Salvarte en el último instante, borracha de locura.
Alejar el abismo de ti, enredar tus cabellos entre mis dedos
sólo por besarte una vez más, y otra vez más,...

Me pregunto si sería suficiente.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Eterno.

Cállalo, nunca digas nada.
Nunca reflejes el dolor.
¿Alguna vez has visto un cielo encapotado?
¿Alguna vez has sentido su silencioso pesar? 

Una mezcla de dolor, tristeza y autodestrucción. 

Él lo sufre en silencio.
Súfrelo igual.
Hasta que rompa a llover.
Hasta que te rompas.

Y esto es todo, no hay más. Se nutren del  sinsentido: es su forma de existir. El "crack" a la cordura que sólo busca respuestas en azares enrevesados.

¿Por qué el dolor y la negrura no necesitan razón de ser? 
¿Cómo destruir algo que no tiene origen?
¿Por qué esto no acaba nunca? 

Empiezo a pensar que soy más oscuridad que persona. Más tiniebla que luz. El pincel que pinta de negro las nubes de este cielo.

Y perdura en el tiempo: no veo el día en que se marche y no recuerdo cuando vino. 


¿Siempre estuvo aquí?

¿Siempre estuvo aquí, verdad?

lunes, 5 de diciembre de 2016

Carta a una Desconocida:

26 de junio de 2016
Permíteme que me presente: tal vez ni me conozcas, ni hallas escuchado hablar de mí. Quizás no quieras saber de mi por todo lo que te ha contado. Quizás te sientas superior, o tal vez un poco amenazada. No lo sé, desafortunadamente no hallo ninguna respuesta. Pero permíteme contarte una historia:

Una vez  estuve enamorada, de una persona que a ratos era muy callada, otras muy risueña: Siempre interesante. Despertó en mi una parte que desconocía, y no puedo hacer callar la vocecita que susurra que posiblemente estaría mejor si continuara con su sueño profundo de antaño. Solía pensar en esa persona al irme a dormir, y al despertar, seguía ese hilo de pensamientos. Me hacía feliz el simple echo de pensarle.

Una vez me gritó te quiero, pero yo nunca le confesé mi amor. Y hoy eso sigue doliendo, porque dejó un vacío tan adentro que cuesta creer que es real.
A.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Fisuras

A veces siento que tenso la cuerda, y la tenso, y la tenso,... ¿Cuándo se va a romper? Esas son las bases de mis miedos: ¿Dónde me agarraré cuando ceda la maldita cuerda?

Estoy harta de sacar las alas de emergencia por intentar no estamparme contra la realidad. Porque siempre duele demasiado el motivo por el que tiro con desesperación de la palanca roja. Siempre duele, y me pregunto cuándo cederé yo y me romperé al fin. También me pregunto qué dolerá más: si el vuelo en soledad o estamparse brutalmente, a la larga.

Al fin y al cabo mi suerte maldita hace que sea siempre yo la que se rompa, y el mundo parece intacto. Y lo que más pesa es no divisar en el horizonte un rayo de esperanza. Un rayo de esperanza que no albergue la cruel duda del paso del tiempo.

Quizás por eso esté condenada a buscar algo que no existe. Quizás el tiempo sea la base estable a las dudas, y junto a estas: todo lo que consiga arraigar en ellas. Un sinfín de fisuras a la razón, al corazón,...

Hoy sigo volando alto, y el tiempo y las dudas me acompañan, infectando este cielo azul de malas hierbas, grabando en él una sola pregunta:

¿Cuándo cederá la cuerda?

¿Cuándo?

En mis ojos ya no hay vendas, ya puedo ver mi cruel condena eterna.