lunes, 29 de agosto de 2016

Paja Mental

No son muchas veces las que pienso en acabar con esta agonía: la vida misma me quita las ganas de querer continuar el camino. Y no es más que este sistema tan irremediablemente complejo el que me hace pensarlo y ponerlo sobre la mesa.

Y quiero llorar: porque no me esperaba que todo fuera tan asquerosamente enrevesado.

Quiero cortarme las venas, emborracharme hasta no recordar ni mi nombre. Darme contra la pared un millar de veces.

Pero es jodido: porque se que mañana todo será mejor. Todo irá mejor. Aunque no le encuentro el motivo y las razones brillen por su ausencia.

Y aquí me debato, entre vivir y morir. Y siempre elijo vivir, quizás por masoquismo, nunca por cobardía.

Pero esta noche juro que lo mandaría todo a la mierda dándome una segunda oportunidad lejos de convenciones sociales.

Y lo que realmente me jode, es que si el humano fuera más humano, toda esta palabreria nunca hubiera salido de mis dedos.

"Lo aborrezco"

Por que no hay nadie
cuando las lágrimas florecen.
Y la paz hundida, porque arremete
contra fantasmas de piel
y palabras en labios que no merecen.

Arrastras las tenues penas
que a la noche crecen con creces
y sigues pensando que no merecen
tus pausados pasos en soledad
sin llegar a ser, ni parecer.

Por que al fin y al cabo
solo eres una persona más
que grita ¡Ya basta!
Incluso lo pides por favor,
para no morir una vez más:

Entre labios de hielo,
sueños que nunca llegan
fantasmas que desesperan
pájaros que no alzan el vuelo
y la sonrisa que alberga pena.

sábado, 27 de agosto de 2016

Ella: la vida.

Puertas que se cierran,
amaneceres tenebrosos,
vientos rocosos,
palabras inciertas,
y ojos borrosos.

Todo esto tiene en común
tu persona y la mía:
al fundirse en la vida
y llenarla de plenitud
falsa, pobre y fría.

Cortas con el tiempo
alzando tus alas,
desprendiendo el alma
gritando en silencio
aquello que te mata.

Preguntas a los astros
qué hay en ti,
qué buscas en mi
qué fue del pasado
y a donde vas a ir.

Si el camino es incierto
y al futuro parece
que no le mereces,
y te quedas a destiempo
y veo como desvaneces:

Entre la luz y las dudas,
entre mis brazos enredados
y tus ojos quebrados
por tristes luchas
que se funden, esperando:

La victoria y la vida
la luz y la verdad,
palabras de piedad.
Pero ella no olvida
Y se pierde en la oscuridad.

martes, 23 de agosto de 2016

Desdén

Noches de luna decreciente,
como amores pasados,
que se destinan cruelmente
y casi descompasados,
al propio destino de la muerte.

La muerte del alma
que se cernía sobre el cielo,
buscando la grácil calma
desecha a desconsuelo.
Y el todo no le basta.

A silencios destruida
y caída en gracias falsas
busca en miles de salidas
la liberación de palabras
que quedaron sin vida.

Y se desliza por inercia
a enrevesados sueños,
sintiéndose siempre vacía,
y entre un millón de cuentos
casi llegó a pensar que huiría.

Pronto recuperó el aliento
para suspirar con desdicha,
¿Cuándo llegará el momento?
Se pregunta por si alivia
y arremete contra el fuego.

Con los dedos suele contar
cuántas veces ha perdido,
y se pierde sólo por pensar
entre el futuro y lo vivido
y se corta en balances de cristal.

Pierde un millón de batallas,
gana muchas veces soledad.
A veces casi pierde el alma
por no poder parar de pensar
entre la tempestad.

Y aquí se le acaba
el aliento y la vida.
Se va sin poder hablar,
sin gritar que quizás podría,
que quizás volvería.

martes, 16 de agosto de 2016

Una pequeña historia

Besos desacompasados y promesas de sal: dulce mentira fugaz. Y, ¿quién fui yo para negarme? Preso estaba el no, y la llave en el trasfondo de tu sonrisa: la que me acabé por resolver.

Tristes noches las tuyas, esas que llenabas de soledad hiriente y lágrimas de cocodrilo. Siempre lamentándote, siempre relamiendote las heridas. Aunque al salir a la calle allí estaba tu fiel sonrisa esperándote, y ahí es cuando yo te veía.

Te tendía una mano y recorrimos el mar, la arena, el tiempo, de aquí para allá. Siempre tan perfecto, siempre tan vivo, siempre la vida de color azul y olor a cielos de cuento.

Pronto atisbé en tu mirada el sentimiento reacio a seguir más adelante de aquella playa, empequeñeciendote el mundo, alzando muros en tu castillo de arena.

Yo sobrepasaba esas murallas de mar  y al girarme te miraba extrañada, ¿cómo alguien como tú podía estar tan preso de si mismo? Y daba un paso hacia atrás e intentaba arrastrarte conmigo, y en vano forcejeaba contra algo inmóvil. Era cuando más te asemejabas a una estatua sin vida, a una máscara sonriente que escondía un sinfín de nada y más nada.

Me rendía y me sentaba a tu lado, en silencio, y parecías volver a ser feliz.

Me di cuenta de la diferencia de ser y parecer: y tu no eras. Aunque lo fuiste, y por eso te quedabas inmóvil en zonas donde realmente la felicidad te inundó el corazón y te colmó de vida. Y creías poder estar en pausa eternamente, e incluso creías conseguirlo.

Que engaño tan cruel el tuyo: mentirse a uno mismo. Que cárcel tan profunda.

Decidiste vivir la mentira, y yo decidí buscar la verdad en otra parte del mundo.

Y así acabo el misterio de tu sonrisa: comprendí que no se puede salvar a quien no quiere ser salvado, que no se puede amar a quien no puede amarse a si mismo, que vivir de recuerdos buenos siempre atrae a las sombras y al pesar.

Y es que, él no sabía que vivir en el pasado te deshace, por siempre.

miércoles, 10 de agosto de 2016

La Coraza.

La verdad se derrite: oscurece el pensamiento, quedando opaco.

Escapan los suspiros como escapan los pájaros de jaulas rotas, y se encierran las palabras como se encierra la sociedad en bares de soledad.

Quisiera que me brindaras un atardecer, una mirada,... Pero todo quedó sumiso al destino, un destino con la palabra nada tatuada en lo más hondo. ''¿Sabes? No volvería a cometer los mismo errores'' y esa es la mentira que me cuento, con la que quisiera deleitarte. Pero si retrocediéramos, si volviéramos a empezar, apostaría el alma a que nada cambiaría: porque nunca fue real.

Desearía decir que fui sincera, desearía,... pero nunca pude brindarte la calidez de mis pensamientos, enseñarte mis cicatrices y contagiarte la risa con aquello que me hizo feliz. En esencia, lo que me entristece, es que nunca dejé que me conocieras.

En esencia, lo que me entristece, es que nunca dejo que me conozcan.

lunes, 1 de agosto de 2016

Antónimo de Hogar

Dime cuál es el sentido
de las agujas del reloj,
de la espera abatida
que no encuentra lugar mejor,
ni camino de huida.

Nutres el sinsentido
y apagas todas las luces
de vida y de pensamiento.
Dejas a oscuras mil cruces
que afloran des del frío.

Dime cuál es el sentido
de mil y un besos al alba
y tus secretos al oído,
si al despertar acaba
y ya no estás conmigo.